SOLO HAY UN PUEBLO EN LA TIERRA DE LOS INCAS, DONDE EL TIEMPO TOMO DESCANSO
Cuando fui a Perú hace unos años me encanto este bello pueblo, y volvería a el a pasar unos días para poder envolverme en su belleza y pasear por sus calles empedradas y convivir con sus agradables gentes, aquí os dejo un poco de su historia y las fotos que hice para que paséis un rato agradable:
En el extremo opuesto a Písac y a 80 Km de la ciudad del Cusco encontramos el pueblo de Ollantaytambo, un espacio donde el diseño del complejo arqueológico se confunde con el actual pueblo. A este distrito de la provincia de Urubamba se llega por la carretera asfaltada Chinchero - Urubamba, y también por vía férrea (68 Km). Se encuentra a 2.700 metros de altura, y tal como lo hemos señalado, tanto su diseño como las bases de la mayoría de sus edificaciones corresponden a la época del Incario.
Durante el incanato, Pachacútec conquistó la región y construyó el pueblo y un centro ceremonial. En la época de la conquista sirvió como fuerte de Manco Inca Yupanqui, líder de la resistencia inca. Es la única ciudad del incanato en el Perú que aún es habitada. En Ollantaytambo hay andenes de resistencia (para evitar deslizamientos), no agrícolas como en los demás sitios arqueológicos del Cuzco. En la actualidad es una importante atracción turística debido a sus construcciones incas y por ser uno de los puntos de partida más comunes del camino inca hacia Machu Picchu.
El origen del nombre tiene varios enfoques. De acuerdo a la lengua aymara, Ollantaytambo deriva del vocablo ulla-nta-wi, que quiere decir "lugar para ver hacia abajo"; el término tambo, es añadido posteriormente. Para la lengua quechua, el nombre proviene de la palabra Ollanta (que es el nombre de un capitán Inca, cuya historia se guardó como una tradición oral, y escrita como un drama de Antonio Valdez, sacerdote de Urubamba, a mediados del siglo XVIII) y del término, tambo, una derivación española del vocablo quechua tampu; que quiere decir, "ciudad que ofrece alojamiento, comida y consuelo a los viajeros".
Ollantaytambo trata de un típico ejemplo de la extraordinaria planificación urbana de los incas, y por ello un punto obligado de visita para quien esté interesado en esta civilización.
Sus callejuelas empedradas y serpenteantes, las ruinas diseminadas por doquier y sus terrazas agrícolas son atractivos que destacan por sí mismos y el visitante lo puede apreciar en todo su esplendor. Entre las ruinas, es recomendable la visita a la antigua fortaleza y al templo, donde podemos apreciar magníficas vistas del Valle Sagrado de los Incas.
Por su ubicación estratégica, Ollantaytambo fue una construcción militar levantada para proteger la capital del imperio incaico de las posibles invasiones de los Antis. También se dice que fue construida para habilitar caminos hacia el Antisuyo.
Nadie discute es que fue una ciudad muy fortificada, rodeada de una pared con pukaras o fortalezas. La principal de ellas es la llamada Casa Real del Sol; pero también podemos encontrar las fortalezas de Choqana e Inkapintay, en el lado izquierdo del río Urubamba.
Es una de las pocas ciudades que aún mantiene la planificación urbana incaica. Está dividida en dos partes por el río Patacancha: la primera (al este) es de forma octogonal con manzanas de diferentes tamaños, y la segunda (al oeste) es de carácter ceremonial, donde se halla la Plaza Mañay Racay conocida como Aracma Ayllu.
El pueblo se dividía en bloques rectangulares con un esquema geométrico bien planeado que da la impresión de ser un pueblo diseñado por arquitectos modernos. Sus calles delgadas se abren en dirección al río Urubamba. Cada manzana o cancha está compuesta por un conjunto de viviendas que comparten una misma puerta hacia el patio central.
Originalmente, se usaba un puente colgante, hecho con fibras trenzadas de ichu o maguey, que debían ser renovadas anualmente. Hoy, los puentes de piedra que atraviesan el río están construidos sobre dos enormes cantos.
La actividad agrícola de esta zona se vio beneficiada por la presencia del riachuelo de Patakancha, lugar donde se veía grandes terrazas de cultivo que en la actualidad están deterioradas y abandonadas.
Estaba dedicado principalmente al culto de "Unu" o "Yaku" (deidades del agua). Por ello, existieron una serie de fuentes que sirvieron para este fin, como el Baño de la Ñusta, que es una de las fuentes labradas en una sola pieza de granito, de 1.30 metros de alto por 2.50 metros de ancho. Es una de las más conocidas y todavía fluye agua de su interior.
Este lugar está constituido por una corta planicie que lleva a un enorme cerro en cuyos lados se ubican diversos monumentos arqueológicos. El principal de ellos se ubica en la cima y es conocido como La Fortaleza o Casa Real del Sol.
Al oeste de la plaza se halla un conjunto de terrazas que sirvieron para dos propósitos: el cultivo, y para detener la corrosión de los templos más importantes de la zona.
Hacia la derecha se ubican los andenes orientados hacia el lado de la plaza. El grupo superior de éstos, destaca por el fino labrado de sus piedras y su excelente ensamblaje. El último andén contiene el recinto con diez hornacinas, llamado también, el Templo de las diez ventanas, y la Portada Monumental, cuya función aún se desconoce.
Destaca también el Inca Misana, un acueducto tallado en las piedras de la montaña, junto a una fuente litúrgica, pequeñas escaleras, y nichos de aperturas falsas; que servían como lugar donde el Inca hablaba a su gente.
La posición privilegiada de Ollantaytambo, permitió que hubiera otros edificios pequeños localizados estratégicamente en ángulos altos de las montañas, para controlar el movimiento de la gente en el valle.
La Casa Real del Sol, y Ollantaytambo en su totalidad, aún conserva el trazado de la planificación urbana del incanato. Sus habitaciones aún recuerdan la presencia de Manco Inca, quien se enfrentó a Hernando Pizarro, en 1537, durante la resistencia indígena que continuó por muchos años más.
La fortaleza o adoratorio está conformado por diecisiete terrazas superpuestas, construidas sobre grandes piedras de granito rosa (porphyry rojo) labradas, que llegan a medir más de cuatro metros de alto por dos de ancho, y dos de espesor.
Las paredes o muros de la Casa Real del Sol tienen una inclinación interna, y la principal de ellas, una composición de seis bloques de enormes piedras, con junturas de piedras pequeñas, que son parte del Altar Principal.
Se cree que la principal cantera para la construcción del lugar fue Cachicata, ubicada a 6 Km de distancia en el lado izquierdo del río Vilcanota. Las rocas se tallaron parcialmente en las canteras, y luego fueron bajadas hacia el valle. Pero hubo algunas, conocidas como "piedras cansadas", que no llegaron a su destino.
Siempre ha impresionado la forma en que transportaban las enormes piedras desde largas distancias; en este caso, requirieron de un cauce artificial paralelo al río para trasladar las inmensas moles, y subirlas por una empinada pendiente. Utilizaron instrumentos como rodillos de leño, piedras rodantes, sogas de cuero de camélidos, palancas, poleas y la fuerza de miles de hombres.
Se piensa que este tipo de construcción tiene como antecedente la arquitectura de Tiawanako -que pudieron traer los collas, desde la región del Lago Titicaca-, ya que en la superficie externa del cuarto, al extremo sur, hay tres símbolos tallados que pertenecen a la cultura pre-cerámica: el Hanan Pacha (El Cielo), el Kay Pacha (La Superficie de la Tierra) y el Ukhu Pacha (El Subsuelo o Interior). Pero las particularidades incas son diferenciadas por el uso de junturas y superficies exteriores finamente pulidas, que inclusive les sirvieron de espejos.
Para conocer los misterios y el poderío de sus muros puede ingresar a la fortaleza por medio de una escalinata de piedra (recorrido de 15 a 20 minutos) que lo lleva hacia una explanada y a un portal que se encuentra mirando la Plaza Mañay Racay.
Situada en la parte superior del Templo del Sol, en una pendiente casi vertical, el Inca Huatana o Intihuatana consta de una pared con nichos altos, en cuyos lados hay orificios de seguridad de hasta 80 cm de profundidad. Frente a éstos hay una estructura que se encuentra suspendida sobre un precipicio, razón por la que se cree fue utilizada para la tortura y ejecución de prisioneros de guerra o malhechores, aunque la función de observatorio astronómico es la más aceptada.
Pincuylluna, que significa "donde se tañe el pincuyllo” - instrumento de viento de origen inca- se ubica al oeste del río Patucancha, frente al Templo del Sol. Es un complejo arquitectónico que se compone de edificios de tres bloques idénticos y superpuestos. La base de los bloques es rectangular, poseen seis ventanas en la fachada y seis en la pared que da al cerro, proporcionando una adecuada ventilación e iluminación.
En el lugar se encuentran las colcas (depósitos agrícolas) más interesantes del Valle Sagrado, porque a la izquierda de éstas se puede observar un gigantesco bloque de piedra que, para los lugareños, representa el rostro de un inca. (Si desea visitar el lugar, le indicamos que el recorrido es de tres horas de caminata.)
El museo es obra del Centro Andino de Tecnología Tradicional y Cultura de las Comunidades de Ollantaytambo (CATCCO). Le recomendamos visitarlo porque presenta de manera didáctica y moderna la historia de la región.
Contiene cinco salas en el segundo piso de una casona sobre una antigua cancha inca, lo que permite al visitante conocer más acerca de la historia, arqueología, arquitectura, artesanía y creencias de los habitantes de Ollantaytambo.
Además, esta asociación organiza caminatas a través de siete rutas ancestrales: Yanacocha, Pincuylluna, Pumamesarca, Huílloc, Páchar, Cachicata y Ollantaytambo. Las caminatas toman de tres a siete horas, y cuentan con guías turísticos.
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